Francisco nos invitó a construir una sociedad justa para todos, sin extremos ideológicos, personalistas o autoritarios, levantada sobre una democracia participativa que respeta libertades y abre un diálogo inclusivo que no descarta a quien piensa distinto, donde la sociedad y en especial la juventud, es protagonista y no espectadora de las decisiones de un poder que no impone su verdad única a los demás. Ojalá de lado y lado entendamos que los necesarios cambios para la justicia social, solo son sostenibles cuando surgen de ese diálogo amplio y respetuoso donde al otro no se lo insulta, se lo escucha; así podremos alcanzar la unidad a partir de esa diversidad humana y cultural que es el mayor tesoro del Ecuador.
Publicado en El Universo.
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